Viniste pobre y te fuiste con más de lo que podías haber conseguido, ¿qué hiciste? - le preguntaron cuando el sentimiento se ganó el baldazo de agua fría. Ella no sabía que contestar. Era demasiado. La situación la desbordaba. A pesar de no querer quedar mal con el público, se arriesgó. Era un precipicio. Sin verificar su seguridad, se tiró. A mitad de camino, en medio de la caída libre, divisó una pileta en el fondo. Estaba salvada. De repente, el agua se esfumó. Ya no lo estaba. Le faltaba poco, cada vez menos. Fue ahí cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Se tranquilizó, paró el tiempo y a diez metros de los azulejos de la pileta, empezó a flotar cual hoja en otoño. Llenó la pileta de agua otra vez. Era una linda tarde de verano. Seguramente el viento la había despeinado, y como era previsible, no tardó en visitar su reflejo. Acomodándose el pelo de a poco, ya más tranquila, se puso a pensar la venganza. Según la gente no lo merecía -no en ese momento- y con esa opinión, fue directo a su plan. Sabía mejor que nadie que esto implicaba caminar hacia atrás, en contra de lo que quiere. Era una lucha contra ella misma. De verdad no se lo merecía. No le encontraba la explicación a estar en ese lugar. ¿Cuándo fue la ultima vez que hizo todo bien?
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